Viajar en crucero se lleva varios puntos a favor en el tablero de derribar algunos prejuicios que tenía respecto a este estilo de viaje. Cuando decidimos emprender este viaje algunas de las dudas que teníamos era si nos íbamos a aburrir, si los destinos que visitaríamos nos dejarían con ganas de más, o si me iba a sentir mal durante la navegación (amo el mar y todo lo relacionado con él, pero soy de estómago frágil). Lo que les puedo asegurar es que es un estilo de viaje que deberías probar al menos una vez en la vida. A continuación, te cuento todos los detalles de mi experiencia a bordo del MSC Orchestra, pasando por Ilhabela, Río de Janeiro, Buzios e Ilha Grande.

¿ Qué actividades se pueden hacer en un crucero?
La realidad es que no hay tiempo para el aburrimiento, siempre hay actividades para hacer. El crucero cuenta con diferentes sectores para que disfrutes: piscina, jacuzzi, gimnasio, casino, tiendas, teatro, biblioteca, discoteca y bares. Pero no sólo eso, animadores expertos nos entretienen con clases de baile, concursos entre otras actividades.

En las noches hay concursos, karaoke o música en vivo. Una de las propuestas que más gusta a los pasajeros son las noches temáticas como la noche de gala, la noche de blanco o la noche italiana.
Otra actividad con gran repercusión son los espectáculos diarios en el teatro. Los shows son de primer nivel donde se cuidan todos los detalles desde la puesta en escena, el vestuario y las luces. Los cantantes, bailarines y acróbatas nos trasportan por un momento a Broadway con espectáculos de nivel internacional. Hay shows todos los días en dos turnos, para que nadie se lo pierda.

Un viaje en crucero es una excelente opción para disfrutar en familia. Los niños y adolescentes cuentan con áreas dedicadas dentro del barco, donde pueden participar en juegos y actividades diseñadas especialmente para ellos.
También es una muy buena opción para personas con alguna necesidad especial. A nivel cruceros la accesibilidad es algo que ha mejorado mucho en el correr de los años. Hay ascensores que permiten desplazarse de mejor forma, no solo para las sillas de ruedas sino para las personas con alguna limitación física. Los restaurantes tienen mesas reservadas exclusivamente para silla de ruedas, los baños públicos son accesibles para las mismas e incluso en el teatro hay espacio para poder disfrutar de los hermosos espectáculos que se brindan a diario.

En altamar no hay red de Internet, se puede contratar un plan satelital si lo necesitan. Personalmente les aconsejo lo tomen como una desconexión total. Sabes que el celular no va a sonar en ningún momento y eso es genial. Aprovechá a dormir siestas, leer mucho y desenchufarte de todo.
Itinerario y destinos del crucero
Considero que si bien el tiempo que el crucero está en cada puerto no alcanza para conocerlo en profundidad, seguramente muchos de los destinos no llegarías a conocerlos si no fueran por este medio. Me pasó con la hermosa Ilhabela, si no hubiera hecho este viaje probablemente no la hubiera conocido. También esta experiencia puede darte el impulso para querer volver a ese sitio además que los descubrís desde otra perspectiva.

Ver tierra firme desde el mar
No podré borrar de mi memoria las llegadas y partidas de los distintos destinos desde el barco. En ciertos momentos, incluso me imaginaba lo que un expedicionario de la época de la colonia podría haber sentido al avistar tierra firme desde el mar, observando aquella tierra inhóspita de la que no sabía absolutamente nada.
Cuando partimos de Río de Janeiro, entendí por qué le dieron ese nombre a estas tierras. El 1 de enero de 1502, una expedición portuguesa que llegó a este lugar la bautizó como «Río de Janeiro», ya que parecía la entrada a un río, y además, fue en el mes de enero (Janeiro significa enero en portugués). Mientras nos alejábamos de la costa, la noche comenzó a caer, las estrellas empezaron a asomar, las luces de las favelas iluminaban los morros, y el Cristo Redentor emergía radiante desde el Corcovado. Fue en ese momento cuando comprendí lo que esos hombres habían visto. Realmente, la bahía de Río parece como si estuvieras entrando a un río desde el océano.

Isla Grande fue otro de esos momentos mágicos. No podía dejar de ver como nos íbamos acercando a ese verde esmeralda de los morros, donde te das cuenta de la abundancia y exuberancia de Brasil. Sin dudas, la tierra se ve más linda desde el agua.
Costos
Los costos de un crucero no resultaron tan elevados como había imaginado. Por supuesto, todo depende del tipo de cabina que elijas: interna, con ventana o con balcón. Los precios comienzan en unos 700 dólares por persona para un viaje de 10 días, con todas las comidas incluidas. Si haces cálculos, a veces eso o más es lo que gastamos en unas vacaciones tradicionales.
Un detalle importante es que hay ciertos servicios que tienen costo adicional, como las bebidas y las excursiones que ofrece el crucero en cada puerto. En nuestro caso, decidimos no comprar el paquete de bebidas (que suelen ser todo incluido, pero bastante costosos para mi gusto). Sin embargo, sí tomamos tragos, vinos y refrescos dentro del barco, pagando cada vez que se nos antojaba algo. Los paseos los hicimos por nuestra cuenta y, sinceramente, apenas gastamos dinero extra.
Otros plus
Caminar por la popa. Ver atardeceres y amaneceres increíbles desde el barco. Creer que estas en un buque enorme pero cuando estas en altamar te das cuenta lo infinito que es el océano. Ver la luna llena reflejándose en el mar. Cenar o almorzar viendo el mar.

Gracias por leerme! Nos vemos en el próximo post 😄!